Carro pintado

Peñalba de Ávila, Ávila.
Edad Contemporánea. 1954.
Madera y hierro / 200 x 86 x 400 cm.
[2015/18/3/4]. Almacén Visitable de Santo Tomé



Carro pintadoPeñalba de Ávila, Ávila. Edad Contemporánea. 1954.Madera y hierro / 200 x 86 x 400 cm.[2015/18/3/4]. Almacén Visitable de Santo Tomé

©Museo de Ávila

Carro de ruedas de radio y una sola pértiga, profusamente decorado con pintura y labor de talla en resalte. Conserva tentemozos delantero y trasero, arandelas metálicas en los cubos de las ruedas y banco al interior. Se acompaña de yugo mular.

Los adornos tallados recrean motivos vegetales y geométricos, éstos de inspiración mudéjar. En la parte trasera del carro, también tallados, dos escudos coronados de España, cuartelados, con Castilla, León, Aragón, Navarra, y Granada entrando en punta; debajo de ellos, el nombre del carretero (Gumersindo), el año (1954) y la localidad (Peñalba). En el extremo de la vara o pértiga, un yugo y unas flechas.

En la pintura, destacan los colores rojo y azul claro para las zonas lisas y los fondos. En el resto, policromía. Se pinta cada uno de los casetones de los laterales del carro (“horror vacui”), con diferentes motivos (elementos florales, geométricos, paisajes con construcciones, barcos y la muralla de Ávila). 

Las tablas que conforman la compuerta delantera, donde figura la firma del pintor (J. López) presentan una escena figurada de estilo diferente, probable copia de una lámina satírica (algunos años anterior a la fecha de realización del carro, 1954). En ella se representa, caricaturescamente, a un militar alemán a la usanza de la I Guerra Mundial, que lleva del brazo una señora portando una cesta de mimbre, de la que se desprenden unas salchichas, que olisquea un perro salchicha. De fondo un paisaje urbano en el que se distingue un establecimiento con rótulo de SALCHICHERÍA.

Por la información facilitada por María Luz Hernández, esposa del donante, sabemos que Justo López, el pintor del carro, era el padre del donante de la pieza, Justino López Jorge. Fue el pintor de la mayoría de los carros que se hicieron en La Moraña en los años centrales del siglo XX, al igual que Gumersindo Gil fue el constructor de los mismos. La fabricación de este carro por Gumersindo fue un encargo de Justo, quien lo destinó básicamente a lucimiento en los días de fiesta. Sólo en sus últimos años (los sesenta) tuvo un uso agrícola. En la familia, lo conocen con el nombre de “Carro del abuelo Justo”. Costó 30.000 pesetas y en su fabricación trabajaron tres personas durante cuatro meses.