Mosaico de Magazos

La Torre vieja, Magazos, Ávila Roma. Siglo IV d.C. [68/20/2] Almacén Visitable de Santo Tomé



MOSAICOLa Torre vieja, Magazos, Ávila Roma. Siglo IV d.C.[68/20/2] Almacén Visitable de Santo Tomé

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©Museo de Ávila

Procede del paraje denominado Torre Vieja, topónimo poderosamente significativo y evocador del recuerdo a una antigua construcción, hoy perdida, pero que podemos interpretar como correspondiente a una villa.

Fue descubierto fortuitamente en 1945 por D. Cándido Sánchez, propietario de la finca, cuando la reja de su arado sacó a la luz los fragmentos de una escultura en mármol, concretamente un Tritón, que también podemos contemplar en la colección permanente del museo, y que se encontraba sobre el suelo de teselas.

Poco o nada, además de este pavimento, parece conservarse de esta villa sobre el terreno, según pudo deducirse en 1962 a partir de las catas arqueológicas llevadas a cabo en el lugar por Luis Fernández Blanco. Como otros muchos mosaicos descubiertos por aquellos años en España, y siguiendo los criterios de conservación de la época, fue extraído en 1966 de su lugar de origen para ser trasladado y exhibido en el Museo de Ávila, no sin antes atravesar por numerosas vicisitudes hasta su definitiva y actual ubicación en 1998.

El mosaico es el pavimento más usual en época romana; con él se decoraban los suelos de las estancias más dignas. Técnicamente consiste en la yuxtaposición de muy pequeños cubos de piedra, llamados teselas, de distintos colores, dispuestos según cartones de modelos extendidos por todo el Imperio. El de Magazos tiene planta rectangular absidada y una superficie aproximada de 60 m2. Su decoración polícroma y geométrica, a base de esvásticas sogueadas enlazadas de forma laberíntica, que se complementan con motivos circulares y cuadrados encadenados nos remite a esquemas del siglo IV.

Podría corresponderse con el pavimento de un oecus o salón principal de la casa, en torno al cual se ordenarían el resto de las estancias de la villa y donde el propietario tendría sus reuniones y recibiría las visitas.

Junto con el mosaico, los diversos elementos de mármol entregados al museo por la familia Sánchez Hidalgo, como el fragmento de pilastra o el conjunto de Tritón y Nereida, que puede remontarse al siglo II de nuestra era, servirían también como recursos de ese lenguaje iconográfico destinados a engrandecer la figura del patrono e impactar a los invitados. El hallazgo en 2018, por Emma Alonso López de una pequeña cabeza en relieve, hallada también casualmente en las inmediaciones de la villa, en Noharre, y que entregó al museo, redunda en esta misma idea.

Mariné, M. ª, “Tritón y mosaico de Magazos”, Cien piezas del Museo de Ávila, Junta de Castilla y León, 2011, pág. 41