Ara de Postoloboso

Postoloboso, Candelada.
Roma. Siglo II / III a.C.
Granito / 86 x 35 x 30 cm.
[71/16/4]. Sala V.

Ara de PostolobosoPostoloboso, Candelada. Roma. Siglo II / III a.C.Granito / 86 x 35 x 30 cm.[71/16/4]. Sala V.

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©Museo de Ávila

Altar dedicado a Vaelicus, dios asimilado al Endovelico de los lusitanos, a quien los vettones rindieron culto en Postoloboso, lugar al pie del Almanzor donde el alborotado Alardos vierte al Tiétar; un hito geográfico propicio para un santuario al aire libre dedicado a la personificación de una fuerza natural relacionable con el lobo, cuya reminiscencia acaso mantiene el topónimo actual.

La romanización de los habitantes de los castros, que confluían con sus ritos en el santuario, asimiló el culto que continuó con las ofrendas en latín y en altares -aras- de piedra. Si los devotos llegaban primero no sólo de El Raso, al que se vincula directamente, sino de toda la vertiente Sur de Gredos -donde se conocen poblados desde Villanueva de la Vera a Navalcán, Arenas de san Pedro y Lanzahíta-; en los siglos I , II  y III venían de Talavera la Vieja y de otras fundaciones romanas en el valle.

Es esta latinización del culto prerromano el que testimonia el ara, y otras 22 conservadas en los muros de la antigua ermita de San Bernardo levantada en Postoloboso, y en otras edificaciones de la finca. Así la ermita, con antecedentes de templo visigodo, cuya construcción aprovecha aras a modo de sillares, consolida con la cristianización la sacralización milenaria del lugar.

El santuario fue identificado por Fernando Fernández en 1971 al empezar sus campañas en El Raso, cuando también localizó esta pieza, haciendo de tizón en el quicio de una valla de una finca próxima al castro. El ara fue donada ese mismo año al Museo por la familia propietaria Cano Cordobés. Dice:

EBUREIN
IVS. ORVN
DI . F. CARA
ECIQVAELI
CO V. S M L

          Es decir: Ebureinio, hijo de Orundo, de los Caraecicos, a Vaelico, cumplió gustosamente su voto. Es la fórmula más generalizada de los textos votivos romanos, escuetos y con muchos sobreentendidos: quién con datos de filiación y gentilicios, dedica a qué divinidad –en ocasiones el orden se cambia- el ara, en correspondencia prometida a una gracia conseguida, que se expresa siempre al final con meras iniciales: V(otum) S(oluit) M(erito) L(ibens).

Mariné, M. ª., “Ara de Postoloboso”, Cien piezas del Museo de Ávila, Junta de Castilla y León, 2011, pág. 37